ANTIGUO REINO DE VALLADOLID
miércoles, julio 28, 2010
Dato Interesante
AXAYACATL
El Emperador azteca hacia el año de 1478 su ejercito de 240,000 hombres entre mexicas y mercenarios chichimecas invade Michoacán. Los purhepechas, de larga tradición guerrera y contra lo esperado, los purepechas inferiores en número, infligieron a Axayácatl una derrota absoluta, de la que espiritualmente nunca se repuso.....y murió en el año de 1480.
QUERÉNDARO lugar de peñas” para los purépechas de Michoacán
Su fundación es incierta, existen referencias mínimas sobre este acontecimiento en fuentes documentales, algunos autores señalan la posibilidad de un asentamiento de la cultura Chupícuaro, que tuvo lugar entre los años 400 a. C. a 250 d. C. Su influencia se extendió no sólo en los puntos cercanos, sino inclusive hasta el Valle de México.
Otras fuentes sustentan que los primeros asentamientos data de la época del señorío Purhepecha, con el arribo de los matlalzingas de origen otomí, los cuales habían llegado al Valle de Toluca por el año de 1120 d. C., donde tuvieron que enfrentar graves problemas con sus vecinos, optando por emigrar al territorio de Michoacán. Los matlalzingas en varias ocasiones habían solicitado al cazonzi Tangáxhuan y posteriormente a sus hijos, permiso para establecerse en estas tierras, la respuesta fue favorable, sin embargo a cambio de ese favor los matlalzincas tuvieron que contribuir con un ejército para combatir a los tecos quienes estaban causando problemas en el occidente purépecha. Como premio a su destacada participación en la campaña contra los tecos, el cazonzi purépecha como agradecimiento le dio a escoger las tierras que ellos quisieran para establecerse, eligieron la amena y fértil región que se extiende desde la sierra de Tajimaroa hasta Hundameo.
Queréndaro en tiempos anteriores había servido al pueblo purépecha como fortaleza que protegía las invasiones de los pueblos cercanos, entre ellos, los aztecas que nunca pudieron tener el acceso a estas tierras.
Los invasores aztecas
Sus armas eran: Lanza de madera con punta de obsidiana, el arco y la flecha con punta de obsidiana tambien, y la macana llamada macuahuitl que era un barrote o garrote de menos de un metro de largo con afiladas hojas de obsidiana incrustadas (capaces de matar o herir gravemente) y el átlatl, palanca para arrojar jabalinas tan efectiva que incluso podía atravesar mallas de acero (como lo experimentaron los españoles). Para defenderse tenían un escudo llamado chimalli hecho de madera y reforzado con tela o pieles ricamente pintadas y decorados con plumas; yelmos de madera zoomorfos cubiertos con cuero también decorados y como armaduras cotas de algodón acolchado, de un tejido tan apretado que las flechas no lo atravesaban.
fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Mexica
martes, julio 27, 2010
jueves, julio 22, 2010
TARASCOS O PURHEPECHAS?
martes, julio 20, 2010
LOS GOBERNANTES DEL IMPERIO PURHEPECHA
El máximo gobernante purépecha era el Caltzontzin (que significaba señor de las inumerables casas, este nombre fue dado por los aztecas al referirse al gobernante de estas tierras).
Esta es una lista cronológica de gobernantes tarascos o purépechas:
Ireti Ticátame
Sicuirancha
Pauácume
Uápeani
Curátame
Pauácume II
Ueápani II
Tzétahcu (Ichtlacolieuhque)
Tariácuri
Tangaxoán I
Tzitzi Pandácuare
Harame
Zuangua
Tangaxoán II
Al llegar a Michoacán, los purepechas eran guiados por su gobernante Hireti-Ticatame.
Cuando la zona de Michoacan se dividía entre cazadores y pescadores, gobernaron Uápeani II y Pauácume II. Al morir los dos hermanos gobernantes en manos de los de Curinguaro, el pequeño Tariácuri queda como gobernante de los purepechas, quien a la vez vengaría la muerte de su padre y tío, y conquistaría gran parte de las islas y territorio michoacano. En 1325 Tariacuri funda la ciudad de Patzcuaro.
Tariácuri, hijo de " Vacusecha" e Isleña, fue el fundador del poderío tarasco. Tariácuri, divide su territorio entre su hijo Hiquingare y sus dos sobrinos Hirepan y Tangaxoan Cuando muere Tariacuri, sus familiares toman poseción de la nación purepecha para gobernar: Hiquingare en Patzcuaro, Hirepan en Ihuatzio y Tangaxoan I en Tzintzuntzan, ciudad que se convertiría en centro político. Zurumban, señor de Tatriaran.
Tzintzuntzan fue gobernado después por Tzitzipandacuri, Aramen, Zuganga y Tangaxoantzintzicha (Tangaxoan II), tío de la legendaria princesa Erendira.
fuente: la web.
sábado, julio 17, 2010
La Creación del Imperio Purépecha
El imperio Purépecha (Purhepecha) apareció en el posclásico tardío (desde el año 1250 al 1521 de nuestra era), y fue la cultura más importante de la subregión de Mesoamérica llamada de Occidente. En lo que es en la actualidad el estado de Michoacán, habitaban pueblos nahuas antes de la llegada de los Tarascos. Estos llegaron en primer lugar a la cuenca de Zacapu y se mezclaron con sus pobladores alrededor del año 1250 de nuestra era y posteriormente se desplazaron a la cuenca del lago de Páztcuaro alrededor del año 1350 de nuestra era.
Eran verdaderamente un pueblo muy bélico, por lo que no tardaron en conquistar por completo el territorio de Michoacán y sus alrededores (lo que corresponde a un territorio de 75.000 kilómetros cuadrados). Según la principal fuente de información que disponemos acerca del Imperio Tarasco que es la “Relación de Michoacán”, fue alrededor del año 1300 de nuestra era cuando se comienza a consolidar definitivamente dicho imperio como tal, y fue el Cazonci (o rey de los Tarascos) Tariacuri quién lo llevó a cabo. Posteriormente, el imperio se dividió en tres señoríos, Páztcuaro sería gobernado por su hijo Huiquingaje, Ihuatzio por Hiripan su sobrino, y Tzintzuntzan por otro de sus sobrinos, Tangánxoan I. Aunque muy pronto comenzaría a sobresalir el último de los señoríos nombrados, convirtiéndose en la capital del imperio hasta la llegada de los Españoles.
En realidad ellos se llamaban el pueblo purépecha, pero cuando los Españoles conquistaron el Imperio Purépecha, el Cazonci les ofreció a los Españoles a sus hijas, con la intención de ganarse su amistad. Los Purépechas llamaron entonces a los Españoles Tarascos, que en su lengua significa yernos. Los Españoles creyeron erróneamente que ellos se autodenominaban así, por lo cual ese es el nombre por el cual ha sido más conocido a este pueblo e imperio.
Escudo de Armas de la antigua capital del Imperio: Tzintzuntzan
Toponimia
Tzintzuntzan significa “lugar de colibríes”
El escudo de armas de la ciudad de Tzintzuntzan está partido en tres cuarteles; en el de arriba están los tres reyes tarascos pintados en pie hasta más abajo de la cintura, con sus reales vestiduras, cuyos nombres son: al centro el Rey Tzintzicha, el último gran caltzontzin con el cetro en la mano izquierda, al lado derecho está el Rey Chiguacua, con un arco en la mano derecha y el cetro en la mano izquierda, y al lado izquierdo está el Rey Chiguangua, teniendo una flor en la mano derecha y el cetro en la izquierda.
En uno de los cuarteles que terminan el escudo, el derecho significa el triunfo de las armas españolas, donde se encuentran otros tres personajes en traje español, mientras que el otro se nos muestra al gran caltzontzi, Tzintzicha Tanganxoán, ceñida la cabeza con la corona y el cuerpo cubierto con la púrpura y armiño real, en ademan de persuadir a sus vasallas a que admitan la fe, presentándoles un crucifijo que tiene en su mano derecha, y en el de manifestar su poder, teniendo en su mano izquierda inclinada la hoja de su espada sobre sus cabezas y al píe tres templos, significando los cúes de los dioses antiguos o yácatas del rey, con una leyenda que dice “Caltzontzin pidió el bautismo y abrazó la verdadera Ley de Jesucristo.
Un recuadro inferior nos presenta dos montañas con las que circundan a la ciudad, una de ellas
rodeada por las aguas del lago y en su cúspide un templo cristiano, aludiendo a la capilla de Santa Ana que estuvo en las faldas del cerro Tariaqueri. Todo está enmarcado en medio de un arco de medio punto sostenido por columnas dóricas. La orla del escudo está floreada de azul, enmarcada en oro.
Lleva la corona imperial encima y a ambos lados se ven el sol y la luna con dos estandartes
apareados.
El rótulo de abajo dice: Armas del señorío de la Ciudad de Tzintzuntzan”.
http://www.mexicantextiles.com/library/purepacha/tzintzuntzan.pdf
La conquista divina de Michoacán by Jean-Marie Le Clézio
Los grandes relatos históricos son a la vez génesis: nos refieren la creación de la Tierra, su primer asentamiento y el advenimiento de los dioses y de sus criaturas. Refieren esto con sencillez, como si el mundo no fuera más que este territorio vinculado a un pueblo, y como si más allá de las fronteras hubiera otra vida, otro tiempo, irreal y peligroso como los sueños. Así ocurre con los primeros relatos del pueblo iranio, con la epopeya del gigante Gilgamés, con el establecimiento del pueblo de Israel, o finalmente con las leyendas griegas y escandinavas. La historia sólo puede comenzar con esos textos sagrados, que vinculan a los mitos más antiguos la aparición de una nación, de un lenguaje, de una religión o de un gobierno. Son también textos de la primera creación del mundo, puesto que nos revelan cómo fueron nombrados los lugares. Al nombrarlos, los hombres arrancan de la nada las montañas, los ríos, las fuentes, los bosques, y descubren en ellos las bases de las ciudades y de los templos futuros. Este acto de apropiación de la Tierra es la verdadera fuente de la historia, inventando fantásticamente, como por encanto, el instante en que los hombres y los dioses se encontraron.
La Relación de Michoacán es uno de estos textos raros –así como los Libros de Chilam Balam de los mayas de Yucatán, o el Popol Vuh de los maya-quiché– que nos da a conocer esta génesis. Texto en el que está fijada por la virtud de la escritura occidental la magia verbal del pasado fabuloso del pueblo de Michoacán cuando, después de siglos de vagabundeo, en medio de las guerras tribales, comienza a aparecer el destino de una nación que desempeña un papel importante en las civilizaciones de la América Central.
Sin embargo, la escritura, aquí, es secundaria. Es el medio de trasmitir un mensaje a la posteridad, y da a la Relación de Michoacán su aspecto extraño, casi onírico, como un testamento dejado por un pueblo antes de morir y del que no podemos comprender sino parcelas. La escritura –esa mano anónima del siglo XVI, caótica, redundante, y esas ilustraciones ingenuas donde el simbolismo indio se mezcla con la tradición de iluminación de los monjes del Renacimiento– es aquí el último medio de este conocimiento. La escritura es la intervención del copista, la traducción quizá de textos escritos en lengua purépecha, de esta compilación de un religioso desconocido que restituía en español el mensaje de los últimos sacerdotes de Michoacán, al dictado a veces de don Pedro Cuinierangari, hijo de un petamuti (los sacerdotes historiadores de la corte del cazonci) y testigo de los últimos instantes del reinado de los purépechas. La Relación de Michoacán, como los Libros de Chilam Balam, es también la última tentativa de detener la huida del tiempo, de salvar una memoria camino de perderse.
El carácter sagrado de este libro es el que nos inquieta y nos emociona. El saber que nos trasmite es un saber que precede toda escritura. Es un relato legendario llevado de generación en generación por los sacerdotes petamuti, solemne e impregnado de belleza oratoria, como la enseñanza de los colegios religiosos y militares de México-Tenochtitlan que sirvieron a Bernardino de Sahagún para escribir su Historia general de las cosas de la Nueva España. Pero se piensa también en las epopeyas todavía vivas hoy día entre los pueblos que ignoran la escritura, tule de San Blas, nuit de Groenlandia, dogones del África ecuatorial y tiwi de Oceanía.
Es la escritura la que hace de la Relación lo que ésta es a nuestros ojos: un testamento. Pero este testamento, por sus cualidades literarias, iguala los más grandes textos de la literatura universal, la Ilíada y la Odisea, la Chanson de Roland o la Kojiki.
Los abuelos del camino
Una epopeya: como la aventura de los argonautas, es de un viaje iniciático de lo que habla la Relación de Michoacán. Este viaje es la primera llegada de los héroes purépechas a esas tierras, su reconocimiento del dominio de los dioses: “Cómo los antepasados del cazonci comenzaron a poblar”. Estos primeros hombres, estos “chichimecas”, ¿de dónde venían? La Relación no aporta apenas esclarecimiento alguno al misterio del origen de los pueblos purépechas. Sólo indica, como una suposición, que esas tierras estaban ya en parte ocupadas por “gentes mexicanas”, por unos “naguatlatos” y “que había en cada pueblo su cacique con su gente y sus dioses por sí” (20). Pero lo que no aparece como una certidumbre, es la naturaleza divina de esta primera conquista. No son Hire Ticátame ni los guerreros que lo acompañan los que toman primero posesión de la montaña Uriguaran Pexo, cerca del emplazamiento de la futura Zacapu Tacanendam; es “nuestro dios Tirepeme Curicaueri quien comienza su reinado” y al que vienen entonces a reconocer como soberano los Señores Zizambanecha de la ciudad de Naranjan. Igualmente, a continuación, cuando los purépechas han establecido firmemente su Imperio sobre Michoacán, en tiempos del gran Tariácuri, no son los hombres quienes conquistan los territorios sino su dios guerrero Curicaueri quien entabla los combates y extiende su reino.
El comienzo de la historia es, pues, la llegada de los “chichimecas”, fracción nómada y guerrera del pueblo purépecha que llegaba ante los contrafuertes de la sierra volcánica, a mediados del siglo XIII, conducidos en su marcha por su dios Curicaueri.
¿De dónde venían estos hombres? Se puede imaginar, con Luis González, esta banda de “feroces purépechas”, hábiles arqueros, guerreros endurecidos por siglos de vagabundeo, subyugando fácilmente a los pacíficos agricultores “tecos” del “Bajío”, o a los pescadores de la región de los lagos, como hicieron los hunos y los tártaros en el continente asiático. ¿Venían del norte, como lo deja suponer la leyenda trasmitida por el lienzo de Jucutacato y por los principales cronistas? Se puede imaginar entonces a una de las últimas ramas de la invasión bárbara procedente como los aztecas de las grutas de Chicomostoc, abandonando el reino fabuloso de Aztlán para establecerse en Michoacán bajo el mando de un héroe llamado por el padre Tello en su relación “Un mexicano noble y de gran talento llamado Tzilantzi, el cual, con los de su familia, fundó la ciudad de Huitzitzila, que hoy llaman Tzintzuntzan”. Se puede entender también la leyenda referida por el padre Acosta, según la cual un grupo de chichimecas, escarnecido por una parte de los suyos que les había robado sus vestidos y los había dejado desnudos a orillas del lago, se vio obligado a renegar de sus orígenes y a cambiar no sólo de hábitos sino de lengua. ¿Y por qué no la leyenda de la dispersión de las tribus purépechas ante el lago de Pátzcuaro, siguiendo la dirección de una bandada de golondrinas perseguidas por un gavilán, tal como la transcribe Maurice Boyd? La leyenda de los purépechas procedentes del Sur, del otro lado de las tierras mayas, no es más inverosímil que la del reino de Aztlán, y el lingüista Swadesh ha podido incluso reconocer cierto parentesco entre la lengua de Michoacán y la quechua de los incas peruanos.
¿Por qué este librito?
Cuando, hace muchos años ya, empecé gracias al Fondo de Cultura Económica una investigación sobre los mitos y los sueños del México indígena y contemporáneo, y después, cuando, con la ayuda del Colegio de Michoacán y de esos verdaderos humanistas que son Luis González y Francisco Miranda, me acerqué más a Michoacán y su cultura, pude descubrir al que considero uno de los libros más bellos y conmovedores de la literatura universal, digno de ser comparado con la Ilíada, el Poema del Gilgamés o la Geste d’Arthur. Este libro es la Relación de Michoacán.
Puesto por escrito por un religioso anónimo (se supone que fue el franciscano Gerónimo de Alcalá) poco tiempo después del asesinato del último rey de Michoacán, el cazonci Tangáxoan Tzincicha, por el conquistador Nuño de Guzmán, este libro lleva la huella profunda del mundo indígena del cual salió, de su magia y de su tragedia también. Historia de un pueblo en agonía, la Relación es un testamento, dictado por los testigos, los sacerdotes petamuti, según el ritmo de la literatura oral. Es la última memoria, para que no perezca completamente la grandeza de Michoacán, ni la antigua alianza de los purépechas con sus dioses. Único libro del pueblo puré, cumple para nosotros un destino misterioso y emocionante, escrito para la gloria de los vencidos y no para el provecho de los vencedores.
El presente libro, más que un capítulo histórico sobre una de las culturas mayores de la América Central, quiere demostrar mi afán de conocimiento por la tierra y la historia de Michoacán, y mi agradecimiento al descubrir, gracias a la Relación, la epopeya maravillosa del antiguo pueblo puré.
Alburquerque, Nuevo México, 18 de octubre de 1984
Como una exclusiva para los lectores de La Jornada, con autorización del Fondo de Cultura Económica publicamos este fragmento de La conquista divina de Michoacán, libro de Le Clézio, cuya reimpresión circulará en breve
http://www.jornada.unam.mx/2008/10/10/index.php?section=opinion&article=a04a1culEl Ex Convento de San Juan Bautista Tiripetío
Les dejo este articulo sobre el Exconvento y la conquista de Michoacan.
"La conquista de Michoacán por los españoles en el año de 1522 significó el fin de una época no sólo para Tiripetío, sino para Michoacán entero, pues todo el territorio dominado se repartió entre los principales conquistadores en forma de encomiendas. El primer encomendero de Tiripetío fue Hernán Cortés, pero en 1529 el pueblo fue cedido al contador Real Rodrigo de Albornoz, quien a su vez lo perdería y quedaría en forma definitiva en poder del conquistador Juan de Alvarado......"
Texto: Igor Cerda Farias
Exconvento de Tiripetío
Calle Fray Alonso de la Vera Cruz No. 290
Tel/Fax: 01 (443) 344 42 00
C.P. 58344 Tiripetío Michoacán México
http://www.umich.mx/Tiripetio.html
viernes, julio 09, 2010
Caballeros templarios en Veracruz?
El Imperio purhepecha
Entre los siglos XV y XVI, el imperio P'urhépecha, con capital en Tzintzuntzan, fue una potencia mesoamericana de primera magnitud que resistió el empuje del gran imperio de los azteca.
Floreció principalmente en las regiones lacustre y montañosa del centro de Michoacán, parte de Guanajuato.
Su influencia cultural abarcó (de sur a norte) desde los límites del Estado de Michoacán y Guerrero hasta lo que hoy es el Estado de México y desde la costa oeste de México hasta los estados de Jalisco, Guanajuato y Querétaro, de hecho, estos dos últimos nombres forman parte de la toponimia purépecha.
Mapa de ubicación: http://www.cedmm.org/hist1/uni2_clip_ima…
Entre los p'urhépecha el gobernante principal era llamado "caltzontzin" ('señor de las inumerables casas') estaba rodeado de un grupo familiar y de nobles que ejercían los puestos de gobierno, civiles y religiosos más importantes.
El siguiente estrato social estaba formado por comerciantes, artesanos calificados y la burocracia.
En la base de la sociedad purépecha estaban campesinos, pescadores y jornaleros.
La Economía.
La base de la economía era la agricultura, basada en los cultivos básicos mesoamericanos: maíz, frijol, calabaza, chile y en menor proporción algodón.
Eran hábiles trabajadores de metales como el cobre y bronce. Este factor sin duda ayudó a mantener su indepedencia de los aztecas.
La Cultura.
Los P'urhépechas fueron hablantes exclusivos del idioma purépecha, una lengua aislada que no guarda relación histórica demostrada con ningua otra en Mesoamérica.
Practicaron una religión de tipo politeísta.
La aportación arquitectónica de la cultura p'urhépecha fueron las yácatas, estructuras mixtas con parte piramidal y partes redondeadas.
http://www.acm.caltech.edu/~jtropp/photo…
Los principales sitios prehispánicos del estado de Michoacán, en los que se desarrolló la cultura p'urhépecha son: Tingambato, Tzintzuntzan, Ihuatzio y San Felipe los Alzati, principalmente.
Ligas de referencia:
http://campusdigital.uag.mx/academia/mat…
http://www.mexicodesconocido.com.mx/nota…
http://images.google.com.mx/imgres?imgur…
La Toponimia del Reino de Michoacan
Su nombre proviene del idioma náhuatl Michihuahcán o ('lugar de pescadores'), una de las cuatro provincias del Reino Purépecha con capital en Tzintzuntzan, muy cerca del lago de Pátzcuaro. Su nombre purépecha es P’urhécheo o ('Tierra de gente purhé'), la Tierra de lospurépechas, mientras que en mazahua se llama Animaxe. Durante la colonia perteneció al virreinato de la Nueva España. Estuvo dividida en varias alcaldías mayores, que posteriormente pasaron en 1786 a formar parte de la Intendencia de la ciudad de Valladolid.
jueves, julio 08, 2010
Tariácuri, fundador del reino de Michoacán
Amanecía en Tzintzuntzan, el Sol comenzaba a iluminar la capital del reino purépecha. El día anterior había tenido lugar la gran “fiesta de las flechas”, la Equata Cónsquaro, que hoy concluiría con el sacrifico masivo del grupo de malhechores y de aquella gente que se castigaría por su rebeldía y desobediencia. El petamuti escuchó las acusaciones de viva voz de los gobernadores y jefes de barrio, y dictó luego la severa sentencia: todos sufrirían la pena de muerte. |
miércoles, julio 07, 2010
SE USABAN ARMADURAS AQUI EN MÉXICO ?
Ma cuiripuhcu no cherheaspti. Yurhistsquiri ma enga naneni, hamemquia Eréndira arhicurhispti...
La única que no les temió fue una jovencita, apenas mujer: Su nombre era Eréndira…
ERENDIRA IKIKUNARI es una película de acción sobre la conquista de México por los europeos en el siglo XVI. Trata de una joven indígena que robó un caballo a los españoles y lo montó en la guerra, en defensa de su gente. Una muchacha excepcional, que ante la invasión de su tierra mostró un valor y una entereza asombrosas. Una mujer guerrera, que luchó por alcanzar la dignidad y el respeto que su gente sólo concedía a los hombres. Situación que por desgracia sigue siendo muy común hoy en día.
UNA PEQUEÑA LEYENDA
Madroño
Tomado de: http://castellae.blogspot.com/2007/09/leyendas-castellanas-el-caballero-que.html