El
Noroeste...
Al
noroeste del territorio controlado por los purépechas diferentes señoríos se
asentaban en la extensión de los actuales Nayarit y Sinaloa. En constante
conflicto unos con otros, no había alguno que tuviera suficiente fuerza para
obtener la hegemonía sobre sus vecinos. La extensión territorial de estos
dominios era escasa y los diferentes señoríos podían formar coaliciones contra
enemigos comunes, mientras estas alianzas eran completamente temporales. En
parte estaban los descendientes de la cultura de Aztatlán en el actual Nayarit,
los Tahue de Culiacán y los Acaxee del actual norte de Sinaloa.
Estos pueblos combatían con mazos, el macuahuitl y el arco, de forma similar a los de Mesoamérica, aunque no hay registros de que se usaran el átlatl o las hondas. En cambio, el equipamiento defensivo era escaso, salvo los escudos redondos, poco o nada se empleaban petos, fajines o yelmos, lo que indica que se favorecía la movilidad del combatiente.
Los Tahue tenían su capital en Culiacán y los españoles, como Pedro de Castañeda los consideraban como los más fuertes, numerosos y desarrollados de sus vecinos, capaces de llevar entre 25 mil y 31 mil guerreros al campo de batalla. El señorío tahue fue arrasado completamente durante el paso de Nuño de Guzman en 1530, sin embargo una vez que el oidor se retiró, los sobrevivientes se rebelaron y mantuvieron la región en un estado de guerra permanente, hasta 1566 los españoles no pudieron volver a someterla excepto Culiacán que conservaron durante ese tiempo.
Relacionados con otras cuatro tribus, los Ximime, Sabaibo, Tebaca y Hume, los Acaxee que habitaban al noreste de Culiacán ganaron gran fama ante los españoles por su ferocidad, si bien luego los europeos admitieron que los Ximime eran aún más peligrosos y que ambas tribus temían a sus vecinos los ódami o tepehuanes, a quienes pagaban tributo, aunque también combatían al norte con los yoreme o yaquis (o mayos). Las acaxee fueron finalmente sometidos hacia 1603 y los ximime en 1611 (aunque se rebelaron cinco años después).
Estos pueblos combatían con mazos, el macuahuitl y el arco, de forma similar a los de Mesoamérica, aunque no hay registros de que se usaran el átlatl o las hondas. En cambio, el equipamiento defensivo era escaso, salvo los escudos redondos, poco o nada se empleaban petos, fajines o yelmos, lo que indica que se favorecía la movilidad del combatiente.
Los Tahue tenían su capital en Culiacán y los españoles, como Pedro de Castañeda los consideraban como los más fuertes, numerosos y desarrollados de sus vecinos, capaces de llevar entre 25 mil y 31 mil guerreros al campo de batalla. El señorío tahue fue arrasado completamente durante el paso de Nuño de Guzman en 1530, sin embargo una vez que el oidor se retiró, los sobrevivientes se rebelaron y mantuvieron la región en un estado de guerra permanente, hasta 1566 los españoles no pudieron volver a someterla excepto Culiacán que conservaron durante ese tiempo.
Relacionados con otras cuatro tribus, los Ximime, Sabaibo, Tebaca y Hume, los Acaxee que habitaban al noreste de Culiacán ganaron gran fama ante los españoles por su ferocidad, si bien luego los europeos admitieron que los Ximime eran aún más peligrosos y que ambas tribus temían a sus vecinos los ódami o tepehuanes, a quienes pagaban tributo, aunque también combatían al norte con los yoreme o yaquis (o mayos). Las acaxee fueron finalmente sometidos hacia 1603 y los ximime en 1611 (aunque se rebelaron cinco años después).
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